El poblado talayótico tiene una muralla de 900 metros que rodea todo el recinto, lo que facilitado una gran conservación.

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Se trata de unos de los poblados talayóticos mejor conservados de Menorca y sin duda uno de los más extensos de Balears, cuyo recinto amurallado goza de un excepcional estado de conservación. Son Catlar, ubicado al oeste de Menorca, en el camino que lleva a la playa de Son Saura en Ciutadella, pasará muy pronto a ser de titularidad pública después de que el Consell Insular de Menorca, a través de la Conselleria de Cultura, haya anunciado que invertirá 580.044,73 euros en la adquisición de los 85.000 metros cuadrados en los que se encuentra Son Catlar.

Una operación patrimonial con la que se pretende que este poblado de 3,75 hectáreas pase a convertirse en uno de los iconos arqueológicos de la isla y se pueda desarrollar su gran potencial como espacio de visitas, así como también desde el punto de vista de la investigación.

Con esta adquisición, la Menorca Talayótica reforzará implícitamente su expediente para aspirar de nuevo a Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ya que no se contó con él en la primera lista indicativa de monumentos.

OBJETIVO. Por parte del Consell Insular de Menorca hacía tiempo que se perseguía el objetivo de adquirir el poblado talayótico de Son Catlar, cuya muralla prehistórica, de una longitud de casi 900 metros, cierra todo su perímetro y la convierte en la única conservada en su totalidad, una muralla ciclópea que significa que los grandes bloques de piedra irregulares que la conforman están unidos sin ningún material.

En el interior de este gran poblado se conserva un patrimonio singular y excepcional, tal y como explica el director general de Cultura, Antoni Ferrer. “La muralla ha contribuido a conservar en buen estado toda la tipología arquitectónica de este tipo de poblados, e investigadores de la Universidad de Alicante que trabajan desde hace tres años ya han detectado elementos defensivos adosados a esta muralla que revelan influencia púnica”, afirma Ferrer.

Otra de sus características es la doble entrada del recinto de la taula, una circunstancia muy poco común. Al pasar a manos públicas permitirá sacarle un mayor potencial en cuanto a la posibilidad de visitas y también por el hecho de permitir una inyección de inversión pública que contribuya a su restauración e investigación, acompañado del acceso a otras ayudas de mayor alcance.

“El ejemplo está en el poblado de Torre d’en Galmés, que el Ministerio de Cultura adquirió en 1974, todo un símbolo de la cultura prehistórica de nuestra isla sobre el que se lleva muchos años de trabajo científico y que el año pasado recibió más de 16.000 visitas que tenemos contabilizadas porque pagaron la entrada en temporada alta. El resto del año no se paga entrada con lo que imaginamos que la cifra total es superior”, añade.

Los siguientes pasos tras la compra de Son Catlar irán marcados por un plan director que pueda guiar la agenda de investigación y de inversiones con el que se pretenden crear nuevos accesos, mejorar la zona de vegetación, incluir plafones informativos e incluso un centro de interpretación de un monumento de estas características.

“De los 1.200 monumentos que tiene Menorca, los únicos poblados de titularidad pública son los de Torre d’en Galmés en Alaior, Montefí en Ciutadella y una parte del poblado de Trepucó en Maó. La inclusión de Son Catlar era necesaria al tratarse de una de las joyas de nuestro patrimonio”, explica el director general de Cultura.

Desde su departamento insisten que esta compra no viene condicionada por la candidatura a la Unesco ni es una garantía de que el expediente vaya a ser mejor, sino que lo esencial es poder llevar a cabo en el conjunto talayótico inversiones periódicas que contribuyan a que sea más conocido, así como reforzar las labores de investigación del patrimonio arqueológico de Menorca.