Estos datos, al tratarse de los ingresos tributarios divididos entre la población del padrón, están influidos por partidas extraordinarias que entran a las arcas públicas, relacionadas con el turismo o la construcción, y que no significan de manera necesaria que existan tales diferencias entre los impuestos que pagan los ciudadanos de diferente municipio.
En términos absolutos, un gabellí o gabellina paga 10.267,33 euros al año, que equivale a una presión fiscal del 39,84%. Son 3.470,67 euros de impuestos directos, 3.737,83 de impuestos indirectos y 3.058,83 de tasas y otros ingresos. En cambio, cada petrera o petrer tiene que desembolsar en impuestos 6.940,04 euros (con una presión fiscal del 26,93%): 2.951,40 euros de impuestos directos, 3.730,54 en impuestos indirectos y 258,10 euros en tasas y otros ingresos.
A nivel municipal, las principales diferencias se observan entre los municipios costeros y los de interior. En los pueblos de costa las zonas turísticas aportan un gran dinamismo a la actividad económica local y los valores catastrales elevan de manera significativa las bases imponibles y, en consecuencia, la presión fiscal. En cambio, en los municipios de interior la carga fiscal y la presión son menores.
Por islas, la carga fiscal no presenta grandes variaciones. Formentera tiene la presión fiscal más alta (29,31%), con una carga de 7.554,05 euros por persona. Le sigue Mallorca (29,04% y 7.485,36 euros). Menorca tiene una presión fiscal por habitante del 28,88% y cada ciudadano paga 7.444,23 euros en impuestos. Y Eivissa tiene la menor presión fiscal (28,74%) y la menor carga, con 7.407,10 euros.
El CES justifica los altos valores de presión fiscal de Capdepera, Escorca y Deià -que tradicionalmente ya presentan las tasas de presión fiscal más altas de Balears- por ingresos tributarios extraordinarios vinculados al sector inmobiliario en 2017, lo que ha hecho aumentar el diferencial de la cuantía. Y es que mientras que la carga fiscal autonómica o estatal tiende a ser más homogénea entre municipios, la Administración local tiene impuestos como las licencias de obras cuyos ingresos varían de manera considerable de un año a otro.
Y otro ejemplo es la regularización de las plazas turísticas durante el año 2017. “La legalización de las plazas turísticas de alquiler vacacional son un componente extraordinario de los ingresos tributarios que en 2017 se pagó a nivel municipal”, indica Llorens Beltrán.