La larga y exitosa trayectoria que las Islas han trazado en el ámbito del turismo fija hoy un punto único que otorga al archipiélago la capacidad de traducir madurez por sofisticación. Dejar de hablar de que Balears es un destino maduro y empezar a pregonar que es un destino sofisticado.
Un punto único que brinda, en definitiva, una oportunidad también única a Balears: la de ejercer un nuevo liderazgo turístico sobre la base del conocimiento productivo acumulado y la integración de los factores críticos del entorno (económicos, sociales y ambientales) –algunos de ellos en plena disrupción (como los tecnológicos).
Sin embargo, reconocer y aprovechar este momentum competitivo para mejorar el retorno de la inversión a los operadores del sectory garantizar la aportación del turismo a las rentas regionales y su contribución positiva al balance social y ambiental de las Islas equivale hoy a abordar una reformulación estratégica. No en vano, reformular es siempre el primer paso para crear una nueva realidad.
Conscientes de ello, desde la Fundación Impulsa Balears hemos adoptado un enfoque de competitividad turística completamente holístico que supere las ecuaciones restringidas del tipo ‘ubicación+precio+plazas' que están todavía vigentes, pero agotadas, para mejorar resultados del turismo tanto a nivel de negocio como regional. Y así hemos creado i|ICT. Un índice de competitividad turística construido de acuerdo a las referencias internacionales vigentes, como el World Economic Forum, que responde a la agregación progresiva y ascendente de 12 pilares y 89 indicadores que apelan a múltiples cuestiones, relacionadas con el entorno regional.
Los resultados de i|ICT no hacen sino corroborar que el sector turístico balear mantiene, en este momento, un nivel de competitividad muy alto, pues lidera, desde la octava posición, el ranking de competitividad turística, pero al mismo tiempo confirman que este liderazgo se ejerce principalmente desde la excelente dotación de equipamientos turísticos y recursos ambientales, mientras se continúa dejando en un segundo plano aspectos del entorno regional y algunos de los principales condicionantes turísticos, especialmente en materia de capital humano y sostenibilidad, que son claves para forjar un nuevo liderazgo.
Por ello, reequilibrar la disparidad de las puntuaciones obtenidas en los distintos pilares de la posición competitiva actual debería ser hoy una prioridad. No solo por el grado de madurez alcanzado por el turismo balear, que obliga al sector a desarrollar nuevas propuestas de valor cada vez más avanzadas, sino también por el elevado estadio de desarrollo económico y social alcanzado por la sociedad balear, que demanda cada vez más unos estándares de bienestar más exigentes.
He ahí la necesidad de abordar una reformulación estratégica de carácter altamente transversal, apoyada en una noción de competitividad turística completamente holística. Una tarea de gran calado que no puede sino suponer la participación de todos los actores. Y es que en Balears hoy ser turísticamente competitivos es ser capaces de forjar un liderazgo compartido capaz de (re)combinar, (re)explotar, (re)capitalizar el conocimiento tácito y explícito que atesoran empresas, administración, universidad, agentes intermedios (asociaciones, clústeres y sindicatos), e incluso, la propia sociedad civil.