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Se trata de una buena noticia que no puede pasar desapercibida. Menorca fue la zona de España que consiguió en mayo la ocupación más elevada en turismo rural. Así daba cuenta hace unos días la encuesta de ocupación del Instituto Nacional de Estadística afirmando que las estancias turísticas en este tipo de alojamientos extrahoteleros, permitieron una ocupación del 45,7% sobre el total de las plazas ofertadas, cinco puntos por encima de la ocupación que lograron estos establecimientos en el mismo mes del año pasado.

Los agroturismos y los hoteles de interior representan una alternativa de estancia muy integradora de lo que Menorca encarna y que atrae un tipo de cliente que llega seducido no solo por el paisaje sino también por la cultura o la gastronomía. Su contribución está siendo generosa a la economía, aunque es cierto que estamos hablando tan solo de una pequeña parte de las 75.988 plazas disponibles entre viviendas turísticas, apartamentos u hoteles convencionales, si bien está creciendo exponencialmente. Por ejemplo, en solo un año han abierto doce hoteles de interior y el registro ya contabiliza un total de 37, con capacidad para albergar a 527 turistas, 190 más que en 2018. También ha crecido la capacidad de alojamiento en suelo rústico en 83 plazas y actualmente hay 26 agroturismos y dos hoteles rurales.

Esta oferta crecerá próximamente porque están proyectados un buen número de ampliaciones y nuevos agroturismos entre los que destaca el de Son Vell, con una previsión de 109 plazas. Hay quien teme que se esté llegando a una saturación en la oferta de este tipo de alojamientos y que se haya tocado techo en cuanto al turismo rural en Menorca.

Pese a todo, la noticia del récord de mayo y las últimas encuestas que ofrece PIME, dan cuenta de la fuerza de este colectivo en cuanto al número de reservas, aguantando mejor que la media la caída del turismo para esta temporada aunque sin querer apelar a la euforia. De hecho, es un sector que no puede tampoco pensar que todo está hecho y que tiene que estar atento a las oportunidades que dispensa el turismo rural que hablan de incorporar la tecnología para poder incrementar las reservas de viajeros nacionales e internacionales. Y también tiene que estar atento a los debates que se generan en el ámbito de la isla, como por ejemplo el hecho de pensar en limitar el número de vehículos rent a car, un contrasentido para un modelo turístico como el nuestro.