‘LOBBY'. En febrero de este mismo año se presentó en sociedad la plataforma ‘Salvem sa Badia de Portmany' con el objetivo de llamar la atención sobre las amenazas que, en su opinión, ponen en peligro la bahía, así como frenar su deterioro y recuperar su calidad medioambiental. Una iniciativa impulsada por el Club Náutico de Sant Antoni, presidido por el alcalde del municipio en la anterior legislatura, el socialista Pep Tur, quien compaginó ambos cargos. Para este colectivo, el atraque de los ferris es la problemática más urgente a resolver. “Si en Eivissa no hubiera otro puerto, sería un problema que tendríamos que asumir porque el tráfico de mercancías y pasajeros es imprescindible para la economía de la isla. Sin embargo, la ciudad de Eivissa está a 15 minutos, tiene mejores infraestructuras y ha quedado demostrado que puede asimilar sin problemas toda la demanda”, apunta José Luis Valdés Prats, portavoz de ‘Salvem sa Badia de Portmany'. Y las cifras, en principio, les avalan: en 2019 llegaron al puerto de Vila 801.258 pasajeros, lo que supone un incremento en más de 83.000 viajeros en relación al año anterior, cuando ambos puertos estaban operativos. Y también en cuanto a ocupación hotelera. Si en 2018 los establecimientos de la bahía de Portmany tuvieron una ocupación del 82,73 %, en 2019 fue de casi medio punto porcentual más, un 83,15 %, según datos de la Federación Hotelera de Eivissa y Formentera.
Valdés también destaca que el puerto de Sant Antoni “es el único de Balears en el que operan ferris y que tiene un uso turístico, con playas repletas de miles de bañistas en el mismo entorno”. Y añade que, además de la contaminación y el ruido que generan estos barcos, “provocan atascos de tráfico durante las operaciones de llegada y salida y la sensación de que Sant Antoni, en julio y agosto, parece más un puerto industrial que una bahía turística”. Por todo ello, consideran que sin la presencia de estos ferris, la bahía de Portmany podría orientarse “hacia el turismo, el ocio, el deporte y disfrutar de una mayor seguridad y de una agua más clara”.
OTROS PROBLEMAS. Pero el de los ferris no es el único problema que padece la bahía de Portmany ni los únicos que provocan que el agua no esté en condiciones. La presencia de más de un centenar de tuberías y emisarios que desembocan en este punto del litoral supone otro desafío para el futuro de esta importantísima zona turística, al igual que los fondeos ilegales de embarcaciones “en las que vive gente o que se alquilan como viviendas vacacionales”, alerta Valdés. “Además, como el fondo de la bahía está formado por arena, fango y suciedad, cada ve que llega un ferri, durante la maniobra de atraque, remueve todo el fondo y enturbia el agua. Esta suciedad acaba en las playas de la bahía y la sufren los residentes y turistas, que son parte esencial de nuestra economía”, apunta el portavoz de ‘Salvem sa Badia de Portmany'.
FONDEOS. El puerto de Sant Antoni incluye actividad pesquera, náutica recreativa y, hasta 2018, también mercantil, y sus infraestructuras las gestiona Ports IB y el Club Náutico. Este último dispone de 400 amarres mientras que el ente portuario autonómico tiene 245, de los que cinco están destinados a embarcaciones de tránsito. Además, desde ‘Salvem sa Badia de Portmany' explican que en 2015 tenían contabilizados más de 250 barcas fondeadas de manera ilegal en el centro de la bahía. Este hecho llevó a que Es Nàutic presentara un proyecto de limpieza del fondo y la instalación de 71 boyas ecológicas que fue aprobado por Ports IB y la Conselleria de Medi Ambient gracias al cual se extrajeron 173 toneladas de residuos, bloques de hormigón, cadenas, barcos hundidos, motores, 400 kilos de baterías, … A pesar de que el puerto de Sant Antoni tiene una de las listas de espera más largas para obtener un amarre en base de los 16 puertos gestionados por Ports IB, con 490 inscritos antes del estado de alarma provocado por la pandemia del coronavirus, el Club Náutico apuesta por un “crecimiento cero” en amarres y se ha comprometido a que, con independencia de lo que ocurra en la zona portuaria con los ferris, no solicitará gestionar más pantalanes.
Desde ‘Salvem sa Badia de Portmany' están convencidos de que la mayor parte de los ‘portmanyins' están a favor de cerrar el puerto a los ferris con mercancías y vehículos. “La asamblea de Es Nàutic en la que se aprobó poner en marcha la iniciativa ‘Salvem sa Badia', se aprobó por unanimidad entre los centenares de socios de todas las tendencias trabajar para evitar el regreso de los ferris”, apunta José Luis Valdés. Otro de los indicios que tienen de este apoyo popular a su iniciativa es el debate entre los miembros del Comité Ciudadano del Plan Estratégico de Sant Antoni, en el que están representados todos los sectores sociales y económicos del municipio y en el que “por rotunda mayoría también se optó por apartar los ferris del puerto. Diferentes colectivos, como los pescadores, el sector náutico, muchos hoteleros o la Asociación de Empresarios de Cala de Bou también se han manifestado en contra de que vuelvan y, hasta hoy, ninguna asociación ha salido a defender públicamente lo contrario. Esto nos obliga a concluir que la mayoría no quiere que vuelvan”, sentencia el portavoz.
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