José Almodóvar Sánchez fundó en 1984 Ibiza Náutica. Dos años antes ya había iniciado otra aventura empresarial junto a otro socio en el mismo sector pero decidió montar un negocio por su cuenta dedicado, sobre todo, a la reparación de embarciones. «La empresa empezó en ses Figueretes como un taller con tres mecánicos. También alquilaban barcos. Mi padre es de estar reparando cosas día y noche», explica el hijo del fundador, José Almodóvar Carrique, que es quien ahora se encarga del negocio tras la jubilación de su progenitor hace tres años.
Este negocio familiar ha ido creciendo en paralelo al auge de la náutica en las Pitiüses, consolidándose como una de las empresas referentes en cuanto a pequeñas esloras y motores fuera borda, «que es nuestro fuerte», apunta Almodóvar. Ibiza Náutica es el concesionarios oficial de las marcas Selva y BWA en cuanto a embarcaciones neumáticas, mientras que también tiene en su catálogo a Quicksilver, Bayliner y Trimarchi en cuanto a barcos de fibra se refiere. Mercury y Selva Marine son las marcas de los motores fuera borda que ofrece Ibiza Náutica.
«Al principio llevábamos embarcaciones de marcas nacionales no muy conocidas, como Hobby y Voraz. Los primeros motores que tuvimos eran Evinrude, con quien estuvimos 30 años hasta que ha dejado de fabricarlos. Cuando empezamos a ir a ferias náuticas internacionales como las de Génova o Dusseldorf ya compramos marcas de más renombre y desde hace dos años estamos apostando por marcas de embarcaciones como Quicksilver y motores Selva Marine y Mercury. El tener un establecimiento con exposición nos dio mucha fuerza», destacan Almodóvar y su mano derecha, Alfonso García, el encargado de la tienda y que lleva 16 años en la empresa. Además de la venta de embarcaciones, Ibiza Náutica también ofrece servicio de reparación y de invernaje de embarcaciones. En este sentido, disponen de un terreno de 4.000 metros cuadrados además de una nave de 1.300 metros para la custodia de más de un centenar de barcos de pequeña eslora tanto en exterior como en interior. Este servicio y el de taller suponen el 50 por ciento del negocio de la empresa.
CLIENTES. En sus casi cuatro décadas de historia, Ibiza Náutica ha cambiado de sede en varias ocasiones, estableciéndose en 2009 en el barrio de Can Negre, en la carretera de Sant Antoni, donde tiene su tienda de 500 metros cuadrados con exposición de embarcaciones. Unos barcos de entre 2-3 y 12-14 metros de eslora para dar servicio a los ibicencos y a los extranjeros que tienen su segunda residencia en la mayor de las Pitiüses su segunda residencia. «Nuestros clientes suelen ser gente de clase media que no pueden permitirse un barco de gran eslora. La idea que tiene todo el mundo es que la náutica es todo lujo, pero no es verdad», reclama Almodóvar. En este sentido, tanto el responsable de Ibiza Náutica como el encargado de la tienda rechazan la demonización que padece su sector en ciertos ámbitos sociales: «Ya no se hacen animaladas con la posidonia. Lo que la daña son los vertidos de los emisarios emisarios de las depuradoras».
En Ibiza Náutica se muestran satisfechos por el devenir de la temporada turística. «Podríamos haber vendido el doble de motores», asegura José Almodóvar, quien señala que la crisis de suministros también se ha dejado sentir en su sector, ya que si antes los pedidos llegaban a las cuatro semanas ahora han de esperar cuatro meses: «Ahora tenemos el triple de stock que antes para poder tener género para la temporada que viene. Si antes teníamos unos cinco barcos a la venta, ahora tenemos veintipico. Esta es mi apuesta arriesgada». Unas embarcaciones que tardan de media entre tres y cinco meses en ser vendidas.
La pandemia ha sido una buena época para Ibiza Náutica ya que «la gente de clase media ha aprovechado para alquilar o comprarse un barco. En el mar no había restricciones. El sector náutico ha crecido por la pandemia pero ha faltado producto para vender», sentencia Alfonso García. Eso sí, la inflación también ha llegado a la náutica y el incremento de los costes en materiales como la fibra y otros componentes ha provocado que los precios se hayan incrementado «entre un 20 y un 30 por ciento». Así se ha puesto de manifiesto en la feria náutica internacional celebrada en Génova a finales de septiembre y se acabará de corroborar la próxima semana en el Salón Náutico de Barcelona. La ventaja de adquirir una embarcación de pequeña eslora como las que ofrece Ibiza Náutica es que esquiva una de las quejas habituales del sector náutico en las Pitiüses: la falta de amarres disponibles. «Todos los barcos que tengo en exposición se pueden sacar y meter del agua con remolque. Este sector estará siempre mejor que el de esloras más grandes, que necesitan sí o sí amarre», afirma Almodóvar. En cambio, echan en falta más rampas a lo largo del litoral ibicenco para poder echar y recoger las embarcaciones del mar. Y añade: «Con dos o tres marinas secas más, bajarían los precios desorbitados que se cobran en los puertos deportivos ibicencos.».
AIXAM. Aparte de los servicios de taller, invernaje y venta de embarcinones, Ibiza Náutica también es el concesionario oficial de la marcha de coches sin carnet Aixam, la número uno de Europa. «Llevamos 25 años con Aixam y estamos muy contentos. Entre 1997 y 2005 hubo un boom muy grande: se vendía muy bien en los pueblos rurales y lo compraba gente mayor que no tenía más que el carnet de moto. Fue una inyección económica muy importante», destaca Almodóvar. La venta de coches Aixam supone el 20% del negocio de la empresa, mientras que la de embarcaciones es un 30%.