Ello puede provocar movimientos más bruscos: los precios de cotización se mueven en función de oferta y demanda y en momentos normales hay muchísimas órdenes de compra y venta, que provocan que las variaciones no sean escandalosas, a no ser que pase algo extraordinario (aunque sea un ruido puntual). En verano muchos operadores, gestores y analistas están de vacaciones con lo que hay menos posiciones de compra y de venta, así que un movimiento brusco negativo arrastraría muchos precios de venta provocando caídas más fuertes de lo habitual, y lo contrario en caso de un movimiento positivo.
Ya hay noticias lo suficientemente potentes para agitar mercados «normales», así que hay que ver cuáles se pueden producir estas semanas, y si serán capaces de desestabilizar (para bien o para mal).
Sin duda, los datos de inflación del mes de junio que se están conociendo esta semana (en Europa ya se publicaron los preliminares a finales del mes pasado) y los del mes de julio que se conocerán en agosto (Europa adelantará estimaciones) serán fuente de incertidumbre, cuando en otros veranos no lo ha sido. En este mismo sentido, también tendremos reuniones de los bancos centrales, además muy esperadas a pesar de ser a las puertas de agosto: empezará, entre otros, la Reserva Federal (FED) el 26 de julio, el día siguiente el Banco Central Europeo (BCE) y acabará día 3 de agosto el Banco de Inglaterra (BoE).
Además de datos macro, afortunadamente, tendremos también referencias empresariales con presentaciones de resultados del segundo trimestre. Serán también unas cuentas muy esperadas tras las sorpresas tan positivas del trimestre pasado y con las compañías viviendo ya una recesión en Alemania y zona euro y visos de verla en el resto de Europa y en Estados Unidos. Como siempre, empezará la gran banca americana este mismo viernes con JP Morgan, o BlackRock y la semana que viene Bank of America, Wells Fargo o Morgan Stanley.
Tampoco se harán esperar mucho algunas tecnológicas como Tesla, IBM o Netflix que ya publican día 19 de julio, y hasta mediados de agosto se irán conociendo las cuentas y perspectivas de las principales cotizadas del mundo. Por si fuera poco, día 23 de julio se celebran elecciones generales en España. Está claro que no generará movimientos en los mercados mundiales y quien tenga una cartera internacional ni se enterará, pero sí puede generar volatilidad a corto plazo en el selectivo español.
Por lo tanto, un verano en el que habrá que estar pegado a la actualidad financiera para no llevarse sorpresas, siempre teniendo en cuenta que la inversión en bolsa debe ser a largo plazo y tomar decisiones a corto, en especial cuando hay más volatilidad, suele provocar errores dramáticos.