A pesar de ser un país económicamente muy importante para la economía mundial y con empresas tan archiconocidas por los inversores como Toyota, Honda, Sony o Nintendo, no está muy presente en las carteras de los inversores españoles.
El motivo, posiblemente, es la fuerte tendencia bajista que arrastraba el mercado nipón: el Nikkei, como índice más representativo, hizo máximos históricos en diciembre de 1989. Es decir, hace más de 34 años que los inversores están perdiendo dinero, mientras que invertido en cualquier otro índice se estaría ganando mucho.
Este máximo se hizo tras varios años de subidas casi verticales en un renacimiento de la economía japonesa que se empezaba a modernizar. Sin embargo a partir de ese momento, el país entró en un letargo económico que es objeto de estudio: una ralentización económica, caídas de inflación (deflación) durante décadas en especial en su sector inmobiliario, consumo totalmente estancado, tipos de intereses negativos… demasiados problemas para sus bolsas, a pesar de tener empresas muy exportadoras (tecnología, vehículos…).
Como pasa en tantas ocasiones, el inicio de la recuperación económica lo marca una catástrofe. En la mayoría de casos son guerras, pero en éste fue el accidente de la central nuclear de Fukushima provocado por un tsunami en marzo de 2011.
Tras un parón económico provocado por el desastre, Japón tuvo que tomar medidas expansivas, tanto monetarias como fiscales para poder reactivar la economía (ya dañada anteriormente). Se conoció este movimiento como «Abenomics» en «honor» al Primer Ministro japonés que las implantó a partir de su entrada en el Gobierno en 2012.
Desde aquí, la recuperación ha sido un hecho constatable y las bolsas han acompañado.
Posiblemente el último rally lo ha provocado Warren Buffet, gestor que tiene la fama de ser «el mejor del mundo» cuando en 2020 anunció que entraba en la bolsa japonesa invirtiendo grandes cantidades de dinero.
En ese momento, aunque el mercado ya había recuperado mucho, se tomaba como una inversión residual y no era mediática. Posiblemente de ahí vino el éxito de Buffet: comprar de forma «contraría» a lo que la masa acostumbra a hacer.
En la actualidad, el Nikkei está luchando por conseguir romper esa mítica barrera cercana a los 40.000 puntos de la que se alejó en 1989. Este hecho, técnicamente según los manuales, sería una señal de compra. La cuestión es saber si los ratios de las empresas acompañarán, generando beneficios que justifiquen el incremento de valor: entre tecnológicas y de consumo discrecional (vehículos, ropa…) pesan casi la mitad del índice y son dos tipos de compañías con muchas diferencias, así que se dan factores mixtos para esta continuación de tendencia.
Por último, hay que tener en cuenta al yen, que tanto ha castigado durante décadas a los tenedores de hipotecas multidivisa y que lleva meses depreciándose fuertemente. Este movimiento es considerado por muchos analistas como una oportunidad: mientras que en Europa empezarán a bajar los tipos de interés, Japón los debería subir por primera vez desde el lejano 2007 lo que, a priori, ha de revalorizar al yen frente al euro.