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Desde el lanzamiento de ChatGPT de OpenAI en noviembre de 2022, el impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en un futuro próximo es un tema de discusión en todos los ámbitos. Se plantean cuestiones como qué puestos de trabajo se sustituirán por la IA, qué sucederá con la propiedad intelectual, cómo se garantizará la privacidad de los datos compartidos o cómo afectará a nuestra salud mental interactuar con la IA como si de una persona se tratara. Además, en el ámbito científico surge una preocupación especial: la veracidad de la información. En ocasiones ChatGPT «alucina», es decir, genera respuestas incoherentes, falsas, y sin referencias de autoría. Incluso puede ofrecer respuestas diferentes a la misma pregunta tras ser planteada varias veces. Estas cuestiones reflejan los mayores riesgos del uso de herramientas no reguladas como ChatGPT.

La IA no solo conlleva riesgos, sino que también ofrece numerosas ventajas y oportunidades. Un estudio que realizamos en el Departamento de Psicología de la Universitat de les Illes Balears, en el que participaron 741 alumnos/as, ha revelado que la principal ventaja de ChatGPT percibida por los usuarios es su rapidez, combinada con su fácil acceso y su disponibilidad las 24 horas del día. Este hallazgo no es sorprendente entre personas de la «generación ya» que han crecido en la era de la inmediatez, donde el mundo está a un clic de distancia. La percepción de que gracias a ChatGPT ahorramos tiempo, es algo valioso. Sin embargo, este impulso hacia la eficiencia no siempre nos da el espacio necesario para reflexionar sobre sus implicaciones. ¿Cómo nos beneficia realmente ser cada vez más rápidos? ¿Qué haremos con el tiempo que ganamos? ¿Existe el riesgo de que el alivio momentáneo de completar una tarea en minutos, gracias a la IA, nos haga perder de vista su valor real? ¿Sentiremos la presión de acelerar cada vez más para mantenernos al ritmo de la competencia? ¿Nos enfrentaremos a más estrés a largo plazo? ¿Nos encontraremos dependiendo excesivamente de la IA, tanto en el ámbito laboral como en el personal, debido a este impulso por la velocidad? En consecuencia, ¿es posible que la rapidez, la ventaja más valorada de ChatGPT, se convierta en un «Caballo de Troya»? ¿Bonito por fuera y peligroso por dentro? Estas preguntas nos invitan a reflexionar sobre el equilibrio entre la eficiencia y la dependencia, y sobre cómo gestionar sabiamente el tiempo que ganamos con la ayuda de la tecnología.

Me temo que ChatGPT no haga más que incrementar el tiempo que pasamos frente a las pantallas. Después de todo, si terminas una tarea rápidamente, ¿por qué no seguir con la siguiente, perpetuando así una carrera interminable? Además, su capacidad para entablar conversaciones y hacer bromas podría llevarnos a prescindir del contacto social, satisfaciendo momentáneamente nuestra necesidad de interacción. Y respecto a si he usado ChatGPT para escribir este artículo, sinceramente creo que esa pregunta pronto será obsoleta. ¿Alguna vez te han preguntado si usas el buscador de Google? Además, sí, he empleado ChatGPT para redactar este artículo. De hecho, lo hice tan rápido que ahora tengo tiempo para disfrutar de un chocolate caliente con mis amigas.