La visita del presidente estadounidense, Bill Clinton, a Israel y a
los territorios palestinos a partir del domingo marca el fin de una
relación hasta ahora casi exclusiva con el Estado hebreo y eleva de
tono la violencia entre palestinos e israelíes. Ayer cinco
palestinos resultaron heridos en nuevos enfrentamientos, que se
registraron en la mayoría de localidades de los territorios
ocupados.
Clinton, que debe viajar el lunes a Gaza con su esposa, Hillary,
y el martes a la ciudad autónoma de Belén, en Cisjordania, será el
primer presidente de EE UU que irá en visita oficial a territorio
palestino. Una visita que la izquierda israelí y en particular el
primer ministro Netanyahu, considera con angustia y casi con pánico
como el símbolo de un reconocimiento implícito de EE UU a un Estado
palestino en gestación.
El simple hecho de que Clinton haya previsto pasar tanto tiempo
en los territorios irritó profundamente a los dirigentes israelíes.
Más de la mitad de los ministros de Netanyahu están por una
postergación del viaje, si se toma en cuenta lo que dice la prensa
israelí y los carteles que proclaman «Clinton go home» y que han
aparecido este jueves en las calles de Jerusalén occidental.
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