La Cámara de Representantes de EE UU propuso ayer al Senado que
enjuicie y destituya al presidente William Jefferson Clinton por un
cargo de perjurio y otro de obstrucción de la Justicia. No
obstante, decenas de republicanos ayudaron a los demócratas a
derrotar las acusaciones de perjurio por el caso de Paula Jones y
de «abuso de poder» y estos dos cargos fueron rechazados.
Ésta es la segunda vez en la historia de Estados Unidos que se
propone un juicio político contra un presidente. La primera vez
ocurrió en 1868, pero el entonces presidente Johnson sobrevivió al
voto final en el Senado.
Los republicanos, con el respaldo de cinco demócratas, aprobaron
(228-206) el primer cargo de la resolución que acusa a Clinton de
cometer perjurio en su testimonio del pasado 17 de agosto ante el
Gran Jurado. También aprobaron (221-212) la denuncia de que Clinton
obstruyó la Justicia, al supuestamente interferir con testigos
vinculados al caso Lewinsky.
Clinton, poco después de conocer la decisión del Congreso,
realizó una breve comparecencia en la que descartó su dimisión y
propuso llegar a un compromiso para acabar lo antes posible con el
proceso de destitución. «Espero que haya una forma constitucional y
justa de acabar con esto», dijo Clinton.
La votación tuvo como telón de fondo el anuncio del republicano
Robert Livingston de dimitir de su cargo como próximo presidente de
la Cámara de Representantes a causa de las revelaciones de que
también cometió adulterio. Livingston, en su discurso en el
hemiciclo, exhortó a Clinton a seguir su ejemplo y renunciar a la
presidencia de Estados Unidos, lo que ha descartado la Casa
Blanca.
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