El líder guerrillero Manuel Marulanda («Tirofijo») dejó ayer
plantado al presidente de Colombia, Andrés Pastrana, en la
inauguración del diálogo de paz, pero mandó decir que era optimista
sobre las negociaciones. En una plaza de San Vicente del Caguán
atestada de guerrilleros armados hasta los dientes, y con las
cartucheras a reventar, Pastrana se sentó solo en el centro de la
tarima principal con una silla vacía a su derecha.
Sin embargo, para ser un día histórico, la plaza, de cien metros
por cien, estaba casi vacía en dos terceras partes y cientos de
curiosos merodeaban por el lugar. Pastrana, que lucía algo molesto
por la ausencia de «Tirofijo», trató de salvar la situación y fue
enfático en afirmar que no iba a permitir que la ausencia de
«Tirofijo» frustrara la apertura de las mesas de diálogo.
Para poder dar ese paso, el Gobierno de Pastrana, que empezó el
7 de agosto pasado, ordenó tres meses después y por noventa días,
el repliegue de las tropas de cinco municipios de los departamentos
del Caquetá y Meta, que suman más de 42.000 kilómetros cuadrados.
Por la guerrilla estaban, armados y con uniformes de camuflaje, sus
tres negociadores: «Raúl Reyes», Fabián Ramírez» y Milton de Jesús
Toncel, alias «Joaquín Gómez», que leyó el discurso enviado por
«Tirofijo». «Tirofijo» exigió que sus adversarios «terminen con el
lenguaje calumnioso: narcoguerrilleros, bandidos, terroristas,
narcobandoleros, etc., porque la confrontación no se gana con
sandeces, sino haciendo una sociedad más justa».
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