Unas 100 personas murieron en las revueltas provocadas por el
asesinato de un dignatario chiíta iraquí, enfrentamientos que
continuaban ayer en Bagdad, y en el sur y el centro de Irak,
obligando al Gobierno de Sadam Husein a poner al ejército en estado
de alerta máxima.
A primeras horas de la tarde de ayer, el director de la agencia
oficial iraquí INA desmintió categóricamente que se hubieran
producido motines en Irak. «Las afirmaciones de algunos medios y de
algunas partes hostiles a Irak son inventadas y falsas», dijo a los
periodistas presentes Udai al-Tai.
El Ministerio de Información organizará hoy una gira para que
los periodistas visiten las provincias de Missan y Zi Qar, en el
sur, «para que verifiquen la situación en esas dos provincias y en
las localidades vecinas».
Los enfrentamientos de ayer tuvieron lugar en varios barrios de
Bagdad, así como en las ciudades de Nasiriya y Kerbala, en el sur,
según informó en Teherán el jefe de la Asamblea Suprema de la
Revolución Islámica de Irak (ASRII, oposición chiíta), el ayatolá
Mohamad Baqer.
Según otro movimiento de oposición chiíta en el exilio, el
Partido al-Dawaa, varias personas perdieron la vida en los
enfrentamientos que tuvieron lugar en Sadam City, al norte de
Bagdad. Muchos de los muertos eran partidarios del régimen.
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