El canciller alemán Gerhard Schroeder cerró ayer la crisis de
Gobierno abierta justo 24 horas asumiento todo el poder: fue
designado presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), sucediendo
a Oskar Lafontaine, y nombró a Hans Eichel nuevo ministro alemán de
Finanzas.
El canciller hizo suyas las reformas fiscales aprobadas hasta
ahora o que están en trámite de aprobación pero, por temperamento,
hubiera querido llevarlas a cabo de una forma mucho más discreta de
como Lafontaine intentó ponerlas en marcha. Esta afirmación supuso
un jarro de agua fría para el mundo empresarial, que había
solicitado una suavización de la reforma fiscal.
Sien embargo, Schroeder aseguró ayer que la reforma fiscal
preparada por Lafontaine se mantendrá, aunque no excluye
correcciones en el proyecto, que todavía no ha acabado su trámite
parlamentario. La reforma fiscal será adoptada como estaba previsto
el 19 de marzo, por el Bundesrat después de haberlo sido por el
Bundestag a principios de marzo, declaró Schroeder durante una
conferencia de prensa en la sede del SPD en Bonn.
Con estas declaraciones, Schroeder desmintió a un portavoz
gubernamental que horas antes había explicado a la prensa que no
entraba por el momento en los planes del Gobierno retirar la
reforma elaborada por Lafontaine.
Schroeder, que aseguró va a mantener la alianza con los Verdes,
da por cerrada la crisis rompiendo la bicefalia al asumir el poder
en el partido y nombrar un ministro muy cercano a su ideología
liberal.
Hans Eichel, el nuevo ministro alemán de Finanzas, es tan
conocido por su apertura a las tesis ecologistas y antinucleares
como por su falta de carisma, frente a la fuerte personalidad del
anterior responsable de la cartera, Oskar Lafontaine.
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