La pérdida del primer avión «invisible» en combate no impide que
Estados Unidos continúe decidido a liderar la ofensiva de la OTAN
en Yugoslavia para evitar las masacres en el corazón de Europa.
«Seguiremos hasta que sea necesario, hasta que el trabajo esté
terminado», insistió hoy de nuevo la secretaria de Estado,
Madeleine Albright.
El jefe del Pentágono, William Cohen, afirmó que la pérdida del
F-117 «no tendrá ningún impacto» en la campaña aérea aliada. AL
cumplirse el quinto día de operaciones, destacados miembros del
Gobierno estadounidense renovaron su campaña en televisión,
aprovechando los debates del domingo, para convencer a la opinión
pública de la necesidad de la intervención en Kosovo y evitar una
escalada en la catástrofe humanitaria.
Aunque ni la OTAN ni EE UU lo han confirmado, todo apunta a que
fue derribado por las fuerzas serbias, en lo que constituye la
primera destrucción en combate de este aparato y también la primera
pérdida de un avión de la OTAN desde que comenzó la campaña contra
objetivos yugoslavos. Washington se ha volcado en destacar que el
piloto del aparato fue rescatado en una operación heroica de los
especialistas militares participantes, con la intención de
contraatacar la propaganda de los serbios, entusiasmados con la
pérdida del F-117.
De esta forma se pretende minimizar el desastre que supone para
la Fuerza Aérea estadounidense la pérdida de un avión considerado
prácticamente «invisible» para los radares enemigos y que tenía una
reputación casi mítica en cuanto a su comportamiento en
combate.
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