El juicio político contra el presidente de Paraguay, Raúl Cubas,
entró ayer en un tenso compás de espera ante la sesión de mañana,
lunes, en el Senado por las dudas sobre si el mandatario acatará
una eventual veredicto de culpabilidad mientras se han oído nuevos
disparos en Asunción.
Las últimas informaciones indican que centenares de miembros del
grupo «Jóvenes por la Democracia» reunidos en las cercanías del
Congreso se dispersaron al escucharse nuevamente ayer disparos de
francotiradores en la zona.
El propio presidente, que en reiteradas ocasiones ha afirmado
que si le destituyen se irá a su casa, se encargó el sábado, de
fomentar esas dudas al advertir que para cumplir esa promesa el
proceso debe ser «limpio y transparente». Luis Canillas, asesor
jurídico del mandatario, consideró al tribunal como «peor al de la
Inquisición» y dijo que «no ofrece las más elementales garantías
del derecho». Asimismo, calificó de «atraco» la sesión de la Cámara
de Diputados en la que se decidió el juicio político, porque se
impidió la entrada de un senador afín al Gobierno y otro fue
encerrado en un baño para impedir que participase en la
votación.
En la sesión del sábado, en las que hubo varias votaciones por
cuestiones rechazo de pruebas de la defensa, pudo observarse una
tendencia desfavorable a Cubas que si no se resquebraja será
suficiente para destituirlo. Para destituir a Cubas se necesitan
los votos de, al menos, 30 de los 45 miembros del Senado.
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