Tras el fracaso de la mediación del primer ministro ruso, Yevgueni
Primakov, ante el presidente serbio Milosevic, el Kremlin adoptó la
decisión de aumentar la presión enviando buques de guerra al
Mediterráneo y al Adriático. EE UU está «preocupado» por la
decisión de Rusia, admitió ayer el portavoz del Departamento de
Estado, James Rubin.
Rubin indicó, aunque Rusia ha dejado claro que no pretende
involucrarse militarmente en el conflicto de Kosovo, el envío de
una flotilla de siete buques de guerra al Mediterráneo «no es una
buena señal». El portavoz del Departamento de Estado admitió que
esta decisión de Moscú «ha sido discutida por vía diplomática»,
aunque no quiso dar más detalles de quiénes han llevado las
conversaciones.
Rusia confirmó ayer el envío de una flotilla de siete buques de
guerra al Mediterráneo y «posiblemente otros» al Adriático, al
tiempo que denunció un supuesto plan de EE UU para «separar y
desmembrar» Kosovo.
Mientras, el primer ministro ruso Primakov denunció ayer el
«genocidio» en la provincia serbia de Kosovo y acusó indirectamente
a la OTAN. Al aterrizar en Moscú tras el fiasco de su intento de
mediación en la crisis, Primakov pareció inclinarse por la tesis de
Belgrado en el sentido de que los bombardeos aliados han provocado
la huída de miles de albano kosovares los últimos días.
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