La Alianza Atlántica sigue determinada a intensificar sus ataques
contra objetivos militares yugoslavos para hundir a las fuerzas de
ese país, tras reconocer ayer, martes, que un fallo técnico pudo
causar la pasada noche víctimas civiles en Serbia. «Nuestras
operaciones aéreas están ganando en intensidad debido a la mejora
del tiempo y a los refuerzos de aviones recibidos, lo que ha
permitido incrementar el número de salidas», dijo el general de
Aviación David Wilby, portavoz militar de la OTAN.
Wilby informó de que la madrugada de ayer se alcanzaron «más de
una treintena de objetivos significativos» y que «todos los aviones
de la OTAN volvieron a sus bases». Señaló que los blancos
alcanzados fueron especialmente radares, instalaciones de la
defensa aérea, aeródromos, cuarteles de la policía especial serbia,
puentes e instalaciones petrolíferas, además de las operaciones
lanzadas contra las unidades armadas yugoslavas que actúan en
Kosovo.
Por primera vez en los trece días desde que comenzó la acción de
castigo contra el régimen de Belgrado, la OTAN reconoció ayer que
en el bombardeo sobre un blanco en la ciudad de Aleksinac se
produjo un fallo y la bomba no alcanzó su objetivo. «Sabemos que la
bomba cayó unos 600 metros fuera del objetivo», admitió Wilby.
En este sentido, medios de comunicación serbios informaron ayer
que al menos cinco personas murieron y otras 20 fueron heridas
cuando cuatro proyectiles de la OTAN impactaron en el centro de la
pequeña ciudad minera serbia de Aleksinac. La emisora de televisión
estatal informó de que unas diez viviendas fueron totalmente
destruidas en el bombardeo de esa ciudad, 190 kilómetros al sur de
Belgrado. Según la fuente, también fueron destruidos dos centros de
asistencia médica.
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