El presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, se mantuvo ayer firme
en su rechazo al despliegue de tropas de paz en Kosovo y puso
nuevas condiciones para aceptar una misión civil, en la que no
podrían participar los países de la OTAN que están atacando
Yugoslavia. La «oferta» de Milosevic fue expuesta, en declaración
conjunta ante la prensa, por el presidente bielorruso, Aleksandr
Lukashenko, el primer jefe de Estado que visita Yugoslavia desde
que comenzó la campaña de la OTAN.
Milosevic se limitó a asentir con la cabeza mientras Lukashenko
explicaba que sólo aceptará una misión en Kosovo de observadores
civiles, de ningún modo militares o policiales, y nunca con
miembros de los países de la OTAN que están atacando su país. «Ante
la agresión a la que estamos expuestos, sólo tenemos una salida, y
es defender nuestra tierra», dijo el líder yugoslavo.
El mensaje, el primero a la nación desde que comenzó la guerra,
sirve de rechazo a la iniciativa alemana de sincronizar el cese de
los ataques de la OTAN, la retirada de tropas serbias de Kosovo y
el despliegue de una fuerza internacional.
Lukashenko dijo que había preguntado varias veces a Milosevic si
no estaría dispuesto «a dar algunos pasos hacia atrás, para poder
dar después unos pasos hacia adelante». «Me dijo que hay un límite
más allá del cual él y la directiva (yugoslava) no pueden ceder»,
explicó el mandatario bielorruso.
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