Fuentes asistenciales señalaron que 35 personas fueron atendidas
por personal sanitario a consecuencia de golpes o por efectos de
los gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas de seguridad
durante los incidentes entre partidarios del gobierno y de la
oposición.
La sede del Congreso, en pleno centro histórico de Caracas, fue
protegida desde tempranas horas del día por unos 150 efectivos de
la policía metropolitana y de la Guardia Nacional para impedir la
entrada al recinto de los parlamentarios, convocados para una
reunión extraordinaria que ha sido prohibida por la ANC.
Varios centenares de personas se congregaron en la plaza de
Bolívar, frente al Congreso, unos a favor del gobierno del
presidente Hugo Chávez y del carácter «soberano» de la ANC y otros
contrarios, que exigen la pervivencia del Congreso para no
convertir a Venezuela en una «dictadura».
Mientras pequeños grupos de personas la emprendían a puñetazos o
palos entre sí, con la intervención de las fuerzas de seguridad
haciendo uso de gases lacrimógenos y chorros de agua a presión para
dispersarlos, varios diputados del Congreso saltaban las verjas de
la institución para poder reunirse, con la oposición de la
policía.
Paralelamente, las autoridades del Congreso y de la ANC
permanecieron reunidos en la sede de la Conferencia Episcopal
Venezolana con la mediación de la Iglesia Católica para buscar una
salida al conflicto institucional, sin que se conozca el resultado
de las discusiones.
Chávez, en una declaración emitida por televisión desde el
palacio presidencial de Miraflores rodeado de los titulares del
Congreso bicameral, la Corte Suprema de Justicia y un representante
del Gobierno, pidió la máxima cooperación de todos los estamentos
del Estado con la ANC.
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