Italia se debatía ayer entre el alivio y la amargura tras la
absolución ayer por el Tribunal de Apelación de Perugia del ex
primer ministro italiano, Giulio Andreotti. «La absolución es una
buena noticia para Italia porque implica que durante
aproximadamente 50 años no hemos sido gobernados por asesinos»,
afirmó el principal diario del país, el «Corriere della Sera». «Por
el contrario, es mala, muy mala noticia para todas las fiscalías
que estos últimos años han querido controlar la legalidad en las
instancias de poder», advierte el rotativo.
Para numerosos expertos, la absolución del octogenario
Andreotti, pilar de medio siglo de política italiana, pone fin a
las grandes investigaciones abiertas a principios de los años 90
sobre el turbulento pasado de la Primera República. Sospechoso de
haber inspirado el asesinato en 1979 del periodista Mino Pecorelli,
Andreotti fue «completamente absuelto», junto a los otros cinco
inculpados, entre ellos los dos presuntos asesinos del informador,
tras un proceso de tres años y medio, 162 audiencias y 650.000
páginas de dosier.
El proceso de Perugia pone también en tela de juicio uno de los
principales pilares de la lucha anti-mafia: la utilización de
mafiosos arrepentidos. Los principales acusadores de Andreotti eran
ex mafiosos que habían decidido «colaborar» con la justicia. La
sentencia, aplaudida por la práctica totalidad del mundo político,
pero muy especialmente por la oposición conservadora que lidera
Silvio Berlusconi, implicado en varias causas por corrupción,
considera que uno de ellos, Fabiola Moretti, ha podido declarar en
falso deliberadamente.
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