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FRANCE PRESS - LONDRES Tras más de once meses retenido, hoy llega la hora de la verdad para el dictador chileno Augusto Pinochet. Será a las 11:30 de la mañana cuando comience en los juzgados londinenses de Bow Street el proceso de extradición que podría llevarle ante la justicia española para responder de los casos de tortura y conspiración para la tortura cometidos a partir del 8 de diciembre de 1988.

La estrategia seguida por los defensores del general se basará en que no hay ninguna víctima de la dictadura durante ese periodo que tuviera nacionalidad española, por lo que España no tiene razón alguna para interferir en los asuntos de un país extranjero cuando ninguno de sus ciudadanos se ha visto perjudicado.

Esta es la línea que se seguirá en el proceso legal, pero según los adversarios del general, no es la única. Tras los últimos meses, los sectores que apoyan a Pinochet están bombardeando informativamente sobre un supuesto agravamiento de la salud del senador vitalicio, que se ha visto acompañado por varias visitas al Royal Margaret Hospital, donde se le han realizado pruebas rutinarias.

Pinochet, de 83 años de edad, tiene problemas urinarios, lleva un marcapasos, padece arritmia, asma, diabetes y síntomas de fatiga. Según fuentes de la Embajada de Chile en el Reino Unido, Pinochet «no se encuentra bien y su salud está deteriorada», pero según el presidente de la Asociación de Exiliados Chilenos, Vicente Alegría, «su salud no reviste gravedad y tiene los problemas que tendría cualquier persona a su edad».

Aunque el juicio de extradición podría ser relativamente corto, todo parece indicar que las distintas apelaciones que pudieran producirse van a dilatar el proceso. En el juicio que comienza hoy no va a estar presente Pinochet, y se espera que dure cinco días.

Pinochet sufrió un derrame cerebral, según un diario británico
El dictador chileno Augusto Pinochet sufrió un derrame cerebral que le obligó a guardar cama durante más de dos semanas, informó ayer el diario «Sunday Times». Según el rotativo, que cita fuentes diplomáticas, los médicos chilenos y británicos del general retirado piensan que puede sufrir otro derrame que ponga en peligro su vida. El senador vitalicio tuvo que permanecer en cama en la mansión del estado de Wenworth (en Surrey).