La guerra chechena avanzó ayer en ambos frentes, militar y
diplomático, con el anuncio de las primeras bajas en el Ejército
ruso e intentos de diálogo y mediación para atajar el nuevo
conflicto armado en el Cáucaso.
Un total de 64 soldados rusos y tres soldados chechenos murieron
en las últimas 24 horas en el norte de Chechenia durante los
combates entre las tropas de Moscú y Grozni, informaron fuentes
presenciales, citando responsables locales de la república
independentista. En el primer parte militar «desde el frente» tras
la entrada de las tropas rusas por tres direcciones, el mando
chechén dio cuenta de choques armados en el norte, este y oeste de
la república, donde los federales se adentraron en un radio de
entre cinco a veinte kilómetros.
Acompañando el despliegue de tropas por tierra, la aviación rusa
continuó sus bombardeos contra las bases militares y la
infraestructura de Chechenia, con un saldo de 28 muertos y un
centenar de heridos en la ciudad de Urus-Martán. Al mismo tiempo,
los grupos de la guerrilla que observan el avance del Ejército ruso
confirmaron el anuncio de Moscú de que sus tropas detuvieron la
ofensiva y se hacen fuertes en las zonas tomadas bajo control.
Por su parte, el Estado Mayor Operativo chechén precisó que en
los primeros enfrentamientos participaron grupos guerrilleros y no
las tropas regulares de la república, que por ahora se abstienen de
entrar en acción por orden explícita del presidente, Aslán
Masjádov.
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