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La patronal francesa y el sindicato CGT midieron sus fuerzas ayer con actos por separado en París en la víspera del comienzo del debate sobre el proyecto de segunda ley de 35 horas semanales en la Asamblea Nacional (Cámara de Diputados). Unos 30.000 empresarios, el triple de los que inicialmente se habían previsto, abarrotaron un enorme salón de actos reservado para la ocasión en la Puerta de Versalles por el Movimiento de Empresas de Francia (MEDEF) y la Confederación General de Pequeñas y Medianas Empresas (CGPME).

Otras 25.000 personas, según los organizadores, 10.000 según la policía, respondieron, por otra parte, al llamamiento de la filocomunista Confederación General de Trabajadores (CGT) y se manifestaron bajo la lluvia por el centro de la capital francesa para exigir mejoras en el proyecto de ley.

El jefe de los patrones franceses calificó de «sin precedentes» la movilización de los empresarios y advirtió a la ministra de Trabajo, Martine Aubry, que si la primera ley de 35 horas «fue una equivocación», la segunda «será un error histórico».