El presidente Borís Yeltsin apareció ayer con buen aspecto al salir del hospital.

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LEMA TURPÀLOV - MOSCÚ El mando chechén informó de masivos bombardeos de la aviación federal en varios distritos de Chechenia y de la artillería en todos los frentes, mientras los combates terrestres más crueles tuvieron lugar al noroeste de la república independentista.

Pero en el frente diplomático, el primer ministro de Rusia, Vladímir Putin, aceptó en principio el plan de paz ofrecido el domingo por el presidente de Chechenia, Aslán Masjádov, aunque lo condicionó a la previa entrega de los líderes radicales islámicos. «Tengo una opinión positiva, pero cambiaría las prioridades: primero hay que entregar a los terroristas» y luego se puede negociar, dijo Putin en relación con el plan de Masjádov. El líder chechén propuso el cese de hostilidades, la retirada de las tropas federales del territorio de su república y la vuelta a cero desde el tratado de paz que selló el fin de la primera guerra civil en 1997, pero que Moscú acaba de denunciar. Fue la primera vez desde el comienzo de las hostilidades en el Cáucaso hace dos meses en que el primer ministro consideró como interlocutor válido al moderado Masjádov, al que Moscú acusa de no controlar a los «señores de la guerra» chechenes.

Según fuentes periodísticas, Shamil Basáyev, el principal líder guerrillero y rival de Masjádov, amenazó con perpetrar atentados terroristas en Rusia, en doble desafío a Moscú y al presidente chechén, quien se desvinculó ayer de las fuerzas extremistas. «Tengo suficientes medios y gente para tales operaciones», habría dicho Basáyev, acusado por Moscú de dirigir la reciente rebelión islámica en Daguestán y la ola terrorista que se cobró casi 300 muertos en Rusia.