El jefe del ejército paquistaní, general Pervez Musharraf, señaló
ayer que ha encabezado un golpe de estado para acabar con «el
desorden y la incertidumbre» en el país y remediar el «colapso» de
la economía nacional. En un discurso televisado, Musharraf precisó
que el ejército derrocó al gobierno «como último recurso», porque
el gabinete del depuesto Nawaz Sharif estaba «destrozando
sistemáticamente» las instituciones del estado.
En cuanto a las intenciones de los golpistas, Musharraf dijo que
«muy pronto» anunciaría una declaración de tipo político, sin dar
más precisiones sobre cuál será el papel del ejército en el país a
corto plazo. El golpe de estado de Musharraf se produjo poco
después de que Sharif anunciase que destituía al jefe del ejército
de todos sus cargos y lo sustituía por el general Zia Uddin,
antiguo director de los servicios secretos. La Unión Europea (UE)
condenó el derrocamiento del primer ministro Nawaz Sharif por el
general Pervez Musharraf y paralizó la firma de un acuerdo de
cooperación, prevista para el próximo día 20.
La UE «lamenta profundamente los acontecimientos registrados en
Pakistán y condena el golpe de Estado», señala una declaración de
la Presidencia finlandesa en nombre de los Quince. El Reino Unido,
metrópoli de Pakistán hasta 1947, no sólo apoya esas medidas, sino
también una suspensión del diálogo político entre la Unión Europea
e Islamabad, anunció el ministro británico de Exteriores, Robin
Cook.
Cook expresó su preocupación por las repercusiones que el golpe
puede tener en las tensas relaciones entre Pakistán y la India,
potencias nucleares que han librado tres guerras en los últimos
cinco decenios.
Al respecto, el primer ministro indio, el líder nacionalista
hindú Atal Bihari Vajpayee, declaró ayer, poco después de jurar el
cargo: «Estamos preocupados por los acontecimientos de Pakistán».
Asimismo, recalcó que deseaba lo mejor para el país vecino y que
sigue comprometido en mejorar las relaciones, después de que hace
cuatro meses estuviesen a punto de una nueva guerra por el
territorio fronterizo de Cachemira. Nada más tener noticia del
golpe castrense, el Gobierno indio puso en alerta máxima a sus
fuerzas armadas.
En ese sentido, el golpe de Estado ha puesto en entredicho el
apoyo del FMI a Islamabad, con quien estaba negociando un acuerdo,
advirtió ayer Michel Camdessus, director general del FMI. Esa
inquietud es compartida por Pekín, Rusia y Japón, tres de las
potencias más cercanas al territorio paquistaní. «Pakistán es un
país amigo y vecino de China. Estamos muy preocupados por el cambio
de la situación en el país», dijo el ministerio de Asuntos
Exteriores chino.
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