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El comandante en jefe del Ejército paquistaní, el general Pervez Musharraf, decretó ayer el estado de emergencia, dos días después de encabezar el golpe de Estado que depuso al Gobierno civil de Nawaz Sharif. Según anunció anoche la agencia oficial APP, el general Musharraf asume de ahora en adelante el poder Ejecutivo, y tanto la Asamblea Nacional como el Senado y las asambleas provinciales quedan suspendidas, aunque se señaló que el presidente de la república, Muhammed Rafid Tarar, sigue siendo jefe de Estado.

La noticia llegó en un momento en que la comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos, presionaba para «la rápida restauración de la administración civil», en palabras del presidente estadounidense, Bill Clinton.

Desde el golpe, los partidos políticos han mantenido el silencio, a excepción de la ex primera ministra Benazir Bhutto, que ayer mostró su apoyo a los militares. Las formaciones religiosas respaldaron el derrocamiento de Sharif por considerar que el primer ministro intentaba «establecer una monarquía personal».

Por otra parte, la policía anunció el arresto domiciliario de quien fuera ministro de Interior del gabinete de Sharif, Chaudhry Shujaat Hussain. El propio jefe de Gobierno fue trasladado fuera de su residencia oficial con destino a un lugar no precisado. La vida de Sharif se halla en peligro, afirmó ayer un alto responsable de su formación política. «Sharif está siendo sometido a presiones para que dimita. Su vida está en peligro», señaló.