La negociación de paz entre el Gobierno y la más antigua y activa
guerrilla de Colombia, las FARC, se inauguró en el pequeño pueblo
de Uribe, mientras millones de ciudadanos salían a la calle para
presionar por una salida negociada al largo conflicto armado.
El evento será «discreto», como lo anticipó hace una semana el
alto comisionado para la paz, Víctor Ricardo. Y en eso contrastará
con la intención de los convocantes de la conocida como la marcha
que pretenden que al menos 13 millones de personas se manifiesten
en las ciudades de Colombia.
Su objetivo es enviar el mensaje de que es urgente que pare la
guerra a quienes participan en ella desde hace casi cuatro décadas,
y, en todo caso, que respeten la neutralidad de los civiles.
Al acto de Uribe asistirán unas 150 personalidades, entre ellas,
los integrantes de los equipos de negociadores. No está previsto
discutir términos y expresiones como «cese el fuego», «tregua» y
«desmovilización», y las FARC explicaron ayer que ninguna de las
dos primeras se podrá dar antes de que no haya «al menos acuerdo
sobre un 80 por ciento» de la agenda.
En cuanto a la posibilidad de que los subversivos entreguen las
armas, Simón Trinidad, uno de los representantes de la guerrilla en
las negociaciones, dijo que eso nunca ocurrirá.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.