«Sólo firmaremos un acuerdo que desemboque en una paz de los
valientes con nuestros vecinos, que suponga crecimiento y
prosperidad para Israel», afirmó Barak en un breve discurso antes
de partir. «No firmaremos un acuerdo si consideramos que no
refuerza la seguridad de Israel y su futuro», señaló el primer
ministro israelí.
Por otra parte, el responsable israelí advirtió que si bien la
Paz con Siria «es necesaria, tendrá un precio muy doloroso y
difícil», refiriéndose a la Meseta del Golán, conquistada por
Israel en 1967 y de la que Damasco exige la restitución total a
cambio de la paz.
El primer ministro, que ha prometido en numerosas ocasiones,
tanto antes como después de llegar al poder en julio de 1999, un
referéndum sobre la retirada del Golán, se mostró «convencido de
que un acuerdo con Siria será apoyado por la gran mayoría» de la
población israelí. Aún así, advirtió que no firmará una paz a
cualquier precio.
«El acuerdo tendrá que dar respuestas a todas las preguntas
importantes para nosotros e implicará una normalización completa
con Siria y Líbano y no solamente un acuerdo de no beligerancia»,
destacó Barak. «El acuerdo incluirá soluciones de seguridad, la
garantía de los recursos hídricos, la desmilitarización del Golán y
el despliegue del Ejército sirio a decenas de kilómetros de la
frontera con Israel», explicó el primer ministro, que se negó a
pronunciarse sobre el trazado de la futura frontera, argumentando
que «es demasiado pronto aún» para hablar de ello.
En cualquier caso, y según declaraciones de sus allegados
citados por el diario 'Yediot Aharonot', Barak considera que el
presidente sirio, Hafez el Assad, aceptaría «una posición a 700
metros del lago de Tiberíades», es decir, a lo largo de la frontera
internacional de 1923 y no como desea Damasco en la línea de alto
el fuego que prevalecía el 4 de junio de 1967.
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