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FRANCE PRESS - BERLÍN
La «confesión» efectuada el lunes por el presidente de la Unión
Cristiano Demócrata (CDU), Wolfgang Schaeuble, sobre las donaciones
no declaradas a las cuentas del partido por valor de 100.000 marcos
(8'5 millones de pesetas) en 1994, ponen en un serio compromiso las
posibilidades electorales de su partido y el futuro del propio
Schaeuble. Las declaraciones de la entonces tesorera de la
formación, Brigitte Baumeister, que reconoció ayer parte de su
responsabilidad en el caso, pero no toda, no contribuyen demasiado
a «lavar la cara» del delfín de Helmut Kohl, elegido presidente de
la CDU tras la histórica derrota que sufrió el partido en las
elecciones legislativas de septiembre de 1998.
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