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EFE - JERUSALÉN El presidente más popular de la historia de Israel, Ezer Weizman, se convirtió ayer en el primero al que se abre una investigación por un presunto delito fiscal en relación a los cientos de miles de dólares que recibió del magnate Edouard Sarusi. En un nuevo giro del escándalo que le salpica desde principios de enero, cuando un periodista independiente reveló que Weizman había recibido casi medio millón de dólares de Sarusi en las décadas de los 80 y 90, el fiscal general del Estado, Eliakim Rubinstein, ordenó ayer la apertura de una investigación criminal.

En una multitudinaria rueda de prensa ayer, uno de los abogados de Weizman, Iakov Weinroth, reveló que fue el propio presidente quien se dirigió a la fiscalía para pedir la apertura de la investigación con el fin de que su nombre quede limpio. «Nos dirigimos a la Fiscalía y le solicitamos en nombre del presidente abrir la investigación de inmediato, sin ningún privilegio y le dijimos a la Fiscalía que si es necesario el presidente está dispuesto a ser interrogado bajo advertencia de que todo lo que diga puede ser utilizado en contra suya». Weinroth aseguró que «el presidente es inocente» y que no cometió ningún delito, y negó todas las acusaciones que se le están haciendo.