El electorado premió al Partido Socialdemócrata (SPD) y castigó a
la Unión Cristianodemócrata (CDU) en los comicios celebrados ayer
en el estado de Schleswig-Holstein, el primer examen directo para
medir los efectos causados por el escándalo de las cuentas secretas
del partido conservador.
La primera ministra, Heide Simonis, consiguió la reelección y
rompió con ello la racha de derrotas en las urnas acumuladas por el
SPD el pasado año, mientras que el aspirante de la CDU, Volker
Rühe, pagó los platos rotos de la crisis de su partido.
Rühe, quien había condicionado a estas elecciones su candidatura
a la jefatura de su partido, reconoció la victoria a Simonis, pero
dejó claro que, para él, el resultado de los comicios regionales
tenía su explicación en la crisis de su partido.
«No hemos logrado salvar ese obstáculo, porque eso hubiera sido
un milagro con ese escándalo financiero. Pero hemos estabilizado el
voto», dijo Rühe poco después de saberse los primeros resultados,
admitiendo que había temido peores consecuencias en las urnas.
Rühe, secretario general de la CDU entre 1989 y 1992 y luego
ministro de Defensa de Helmut Kohl, no ha conseguido vencer el
lastre de su partido y dejó en el aire si optará a su presidencia.
«A partir del martes, vuelvo al ámbito de la política federal,
porque ya dije que no sería el líder de la oposición en Schleswig
Holstein», dijo, sin aclarar sus ambiciones futuras en la CDU.
Según las primeras estimaciones, el SPD obtuvo el 43'3 por
ciento de los votos (39'8 por ciento en 1996), mientras que la CDU
se quedó en el 34'9 por ciento (frente al 37'2 por ciento
anterior), por debajo del listón que se había impuesto Rühe para
saltar a la presidencia.
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