El Kremlin dio ayer por terminada la guerra de Chechenia con la
toma de Shatói, el último reducto donde ofrecían resistencia las
guerrillas separatistas chechenas.
«La operación militar en gran escala ha terminado», proclamó el
vicecomandante en jefe de la agrupación militar de 93.000 hombres
que actúa en Chechenia, general Guennadi Tróshev. El jefe militar
ruso indicó que en «unas dos o tres semanas» serán aniquilados los
«bandidos que lograron escabullirse» de Shatói, población enclavada
en el centro del desfiladero de Argún, en el sur de la república
rebelde. Según Tróshev, la aniquilación de los grupos aislados de
guerrilleros estará a cargo de las fuerzas de la policía y los
servicios de seguridad, «naturalmente, con el apoyo del
Ejército».
El general anunció que las fuerzas federales comenzaron a
«peinar» las localidades situadas en el desfiladero de Argún, a fin
de neutralizar a los guerrilleros islámicos que intentan
confundirse con la población civil.
«Desde luego, no podemos decir que todos los bandidos han sido
aniquilados. Lo que decimos es que las bandas armadas y los
principales destacamentos guerrilleros han sido aplastados»,
explicó Tróshev. Agregó que aún existen «grupos de cinco
guerrilleros que deambulan por los bosques», a los que las tropas
sin falta «darán caza». Tróshev dijo desconocer la suerte corrida
por el presidente chechén, Aslán Masjádov, y otros jefes
guerrilleros, que según el ejército dirigían la resistencia de
Shatói.
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