La liberación del general chileno Augusto Pinochet, que abandonó el
Reino Unido después de que el ministro del Interior británico, Jack
Straw, denegara el jueves su extradición, fue posible mediante un
pacto secreto entre Santiago, Madrid y Londres, denunció ayer la
prensa británica. El periódico conservador «The Daily Telegraph»,
uno de los que se han mostrado más favorables al dictador, cita
fuentes diplomáticas para afirmar que el año pasado hubo una serie
de consultas «de alto nivel» entre los tres Gobiernos acerca del
problema. El Reino Unido, afirma el «Telegraph», estaba cada vez
más preocupado por la salud del general, que se autocalificaba de
«único preso político de Inglaterra».
Por su parte, «The Guardian» pone de relieve la preocupación de
Londres al estallar el caso por las repercusiones que la detención
de Pinochet podrían tener en sus relaciones diplomáticas con gran
parte de los Estados latinoamericanos.
«El comienzo del fin de la saga llegó el pasado junio, cuando el
ministro de Exteriores británico, Robin Cook, se reunió con su
colega español, Abel Matutes, en secreto durante la cumbre de Río
de Janeiro», dice el periódico. Entre rumores sobre el
empeoramiento de la salud del general, «los dos hombres llegaron a
un acuerdo», agrega. «'No le dejaré morir en Gran Bretaña', dijo
supuestamente Cook. 'No le dejaré venir a España', respondió
también supuestamente Matutes», cita «The Guardian».
El Gobierno español, al igual que el británico y el chileno negó
«rotundamente» las noticias publicadas por los tres diarios
británicos sobre un supuesto pacto secreto. El portavoz del
Gobierno, Josep Piqué, subrayó que «en ningún momento» este asunto
ha estado sujeto a «un pacto político» y descartó asimismo que las
informaciones obedezcan a una réplica por la filtración a la prensa
española del informe médico sobre la salud de Pinochet.
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