El Deutsche y el Dresdner Bank han lanzado el disparo de salida en
el estático paisaje financiero alemán mediante una fusión que les
convierte en la primera entidad europea por capitalización bursátil
y en el líder de la banca mundial por volumen de activos, lo que,
de rebote, ha puesto firmes a sus rivales en el mundo.
Tras la profusión de fusiones bancarias en otros países europeos
como el Reino Unido, Francia o España, los banqueros alemanes se
quejaban desde hacía tiempo de la escasa capitalización de sus
entidades para hacer frente a la competencia y proseguir su
expansión internacional. Según explicaron ayer los presidentes de
ambas entidades financieras, el principal objetivo de la alianza
será consolidar su posición de liderazgo en el mercado alemán para,
a partir de ahí, poder competir en buenas condiciones en el
concierto mundial. «No hay en la historia ningún banco que haya
triunfado internacionalmente sin antes haber liderado el mercado
nacional», proclamó ayer el presidente del Deutsche Bank, Rolf
Breuer, al tiempo que anunció que la nueva entidad se concentrará
en los sectores que proporcionan mayor rentabilidad y abandonará la
banca al por menor.
«Debíamos actuar antes de dejarnos llevar por los
acontecimientos», reconoció Breuer, en referencia implícita a las
negociaciones paralelas de fusión que el Dresdner mantenía desde
hacía meses con el segundo banco germano, el HypoVereinsbank.
El presidente del Dresdner, Bernhard Walter, que dirigirá junto
a Breuer el nuevo «Deutsche Bank» (con las letras de color verde
características del primero), pronosticaba ayer que la «fusión será
el principio de muchas otras en Alemania, aunque cada vez serán
menos los candidatos». La nueva entidad se concentrará en el
negocio de grandes clientes privados y empresariales, el sector
inmobiliario, banca de inversión, gestión de patrimonios,
tecnología y servicios globales.
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