El magnate de la prensa quedó libre merced a una ley de amnistía
por estar en posesión de una condecoración, la orden de la Amistad
de los Pueblos, obtenida en 1994, lo cual «se ha tenido en cuenta»,
para su excarcelación, según el fiscal Valeri Nikoláyev. Gusinski
firmó un documento por el que se comprometió a no abandonar Moscú
sin autorización judicial.
«El trato en la cárcel ha sido excelente», declaró el magnate
poco después de abandonar la lóbrega prisión de Butírskaya. El
empresario, quien controla el mayor grupo multimedia de la prensa
rusa, fue aclamado por sus empleados al llegar a la sede social de
Media-Most, el «holding» privado caracterizado por sus críticas
acerbas al Kremlin.
La detención el pasado martes del magnate de la prensa desató el
mayor escándalo con tintes políticos desde la llegada al poder del
presidente de Rusia, Vladímir Putin. Aunque primero dijo no saber
nada del procedimiento judicial contra Gusinski y luego negó
cualquier trasfondo político del caso, Putin manifestó el jueves en
Berlín que le parecía «excesiva» la detención del empresario.
Considerado como uno de los «siete grandes oligarcas» rusos que se
hicieron multimillonarios al amparo de la transición posterior al
hundimiento de la URSS, Gusinski controla entre otros medios la
cadena de televisión NTV, número uno en el país. Media-Most posee
también la emisora de radio «Eco de Moscú», el diario «Segodnia» y
el semanario «Itogui» (editado conjuntamente con la revista
norteamericana «Newsweek»).
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