TW
0
EFE - JERUSALÉN El primer ministro israelí, Ehud Barak, regresó ayer a Israel, donde lo espera una nueva realidad en cuanto al proceso de paz, la seguridad y la política interna, y la gran incógnita es si en su país le darán otra oportunidad o «romperán la baraja» y optarán por nuevas elecciones.

El laborista Barak, que no logró alcanzar un tratado definitivo de paz con el líder palestino, Yaser Arafat, en dos semanas de negociaciones intensivas en Camp David (EE UU), volvió a Israel sin un Gobierno y sin coalición después de que lo abandonaran tres partidos, y con un Parlamento israelí (Knéset) que le da la espalda.«Mi corazón está apesadumbrado por la gran oportunidad que se ha perdido, pero la esperanza de paz aún no se ha extinguido y ésta llegará», afirmó Barak en un discurso que pronunció a su llegada al aeropuerto internacional de Ben Gurión, próximo a Tel Aviv.

El jefe del Gobierno israelí aseguró que seguirá buscando la paz con los palestinos, «sin hacer concesiones en lo relativo a la seguridad de Israel, a lo que es sagrado para Israel y a la unidad de Israel». Barak destacó que se «hizo todo lo que pudo para poner fin al conflicto, pero de momento no ha encontrado un interlocutor porque los palestinos no han aceptado que para lograr la paz hay que renunciar a parte de los sueños, hay que dar y no sólo pedir».