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EFE - JERUSALEN El primer ministro israelí, Ehud Barak, anunció ayer su dimisión, después de seis meses de grave crisis interna y en medio de una sangrienta ola de violencia en los territorios palestinos, que dura más de dos meses. «Mañana presentaré la dimisión ante el presidente del Estado, Moshé Katsav, y después lo haré ante el Parlamento (Knéset)», dijo Barak ayer por la noche en una rueda de prensa que convocó inesperadamente, sorprendiendo a círculos políticos nacionales.

La decisión de Barak bloquea, en principio, el proyecto de ley presentado el mes pasado por la oposición para disolver el Parlamento y adelantar las elecciones, y que estaba pendiente de ser aprobado en segunda y tercera lectura. Tras la dimisión del primer ministro la ley israelí estipula que en un plazo máximo de sesenta días deberán celebrarse elecciones para jefe de Gobierno, y no son necesarios comicios para el Parlamento.

Barak explicó que tomó la decisión de dimitir tras consultarlo con su familia, y porque no quería poner al país ante un largo y complicado proceso electoral mientras afronta la revuelta palestina en Cisjordania y Gaza. La dimisión de Barak, que en sus mejores días llegó a contar con una coalición de 77 de los 120 diputados del Parlamento, es el colofón de una larga crisis provocada por problemas internos y por el estancamiento del proceso de paz con los palestinos.

Mientras, ayer el entierro de los siete palestinos muertos el viernes y una huelga general de protesta contra la ocupación israelí, que transcurrió en calma relativa, marcaron la segunda «jornada de la ira» en Cisjordania y Gaza para conmemorar el XIII aniversario de la primera «intifada» (1987-1993).