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JUAN ANTONIO SANZ - MOSCÚ La Duma o cámara baja del Parlamento ruso aprobó ayer una reforma legal para almacenar residuos nucleares de otros países en Rusia, que se convertirá en el basurero atómico mundial, según denunciaron organizaciones ecologistas. Los ecologistas acusaron a las autoridades rusas de «empeñar» la salud de varias generaciones de rusos a cambio de un dinero que tendrá también un oscuro destino. Pero el ministro de Energía Atómica, Evgueni Adámov, ofreció su cuello «a la horca» en caso de que la ley tenga efectos negativos para la población del país.

Las enmiendas a la Ley Federal sobre Conservación del Medio Ambiente fueron aprobadas en primera lectura por 320 diputados a favor, 30 en contra y 8 abstenciones. Estos cambios permitirán la llegada de combustible nuclear usado de al menos 14 países y durante 50 años, que será procesado en Rusia y sus deshechos permanecerán en este territorio.

Entre los países que enviarán residuos se encuentran Alemania, Suiza, Corea del Sur, Japón, Taiwán y España. Sin las enmiendas, la ley obligaba a devolver a los países originarios la basura nuclear producida del procesado del combustible adquirido o almacenado en Rusia.

En Rusia sólo hay una planta nuclear capaz de procesar este combustible nuclear, el del complejo de Mayak, cerca de Cheliabinsk, en los Urales. Esta región tiene el terrible honor de ser uno de los lugares más contaminados de todo el planeta.