La Duma o cámara baja del Parlamento ruso aprobó ayer una reforma
legal para almacenar residuos nucleares de otros países en Rusia,
que se convertirá en el basurero atómico mundial, según denunciaron
organizaciones ecologistas. Los ecologistas acusaron a las
autoridades rusas de «empeñar» la salud de varias generaciones de
rusos a cambio de un dinero que tendrá también un oscuro destino.
Pero el ministro de Energía Atómica, Evgueni Adámov, ofreció su
cuello «a la horca» en caso de que la ley tenga efectos negativos
para la población del país.
Las enmiendas a la Ley Federal sobre Conservación del Medio
Ambiente fueron aprobadas en primera lectura por 320 diputados a
favor, 30 en contra y 8 abstenciones. Estos cambios permitirán la
llegada de combustible nuclear usado de al menos 14 países y
durante 50 años, que será procesado en Rusia y sus deshechos
permanecerán en este territorio.
Entre los países que enviarán residuos se encuentran Alemania,
Suiza, Corea del Sur, Japón, Taiwán y España. Sin las enmiendas, la
ley obligaba a devolver a los países originarios la basura nuclear
producida del procesado del combustible adquirido o almacenado en
Rusia.
En Rusia sólo hay una planta nuclear capaz de procesar este
combustible nuclear, el del complejo de Mayak, cerca de
Cheliabinsk, en los Urales. Esta región tiene el terrible honor de
ser uno de los lugares más contaminados de todo el planeta.
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