Israelíes y palestinos se comprometieron ayer, al finalizar las
negociaciones de Taba (Egipto), a reducir la violencia en los
territorios palestinos e instaron a una «vuelta a la normalidad y a
una situación de seguridad estable en el terreno». Este compromiso
fue anunciado durante una rueda de prensa conjunta, después de seis
días de negociaciones intensivas que no desembocaron en un acuerdo.
«Las dos partes se comprometen a lograr una vuelta a la
normalidad y a una situación de seguridad estable en el terreno,
respetando los compromisos adoptados durante la cumbre de Sharm el
Sheij», celebrada en Egipto en octubre pasado, indicó el
comunicado. Durante esa cumbre, en la que participaron el ex
presidente estadounidense, Bill Clinton, el primer ministro israelí
dimisionario, Ehud Barak, y el presidente de la Autoridad
Palestina, Yasir Arafat, acordaron detener los enfrentamientos
entre palestinos y el Ejército israelí.
Mientras, Ariel Sharón, candidato a la jefatura del Gobierno de
Israel por el partido de derechas Likud, condiciona la firma de un
acuerdo de paz con los palestinos a un regreso limitado de los
refugiados palestinos. En declaraciones que publicó ayer el diario
alemán «Bild», Sharón, se muestra contrario a que se les conceda a
todos los refugiados palestinos el derecho al retorno, pues
considera que «sería el final de Israel».
«En Israel viven actualmente cinco millones de judíos y un
millón de árabes. Si a ello se le añadieran cuatro millones de
palestinos, los judíos seríamos pronto una minoría en nuestro
Estado», argumenta. Otras dos condiciones básicas de Sharón para
alcanzar un acuerdo de paz con la ANP es la de que Jerusalén siga
siendo la «capital unificada» de Israel y el río Jordán sea
«frontera de seguridad», pues de lo contrario «no podríamos
defender» al país.
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