A un mes de las elecciones municipales, que se perfilan como el
primer asalto en la pugna electoral de 2002 entre el neogaullista
Jacques Chirac y el socialista Lionel Jospin, la derecha corre
peligro de perder la emblemática Alcaldía de París, su bastión
histórico, enfrascado en una pugna en 'barones' de la derecha,
incluido el propio Chirac.
Una derrota del candidato de la derecha y ex líder del partido
neogaullista RPR del presidente Chirac, Philippe Séguin, podría
desatar un seísmo político, con consecuencias inevitables en las
Legislativas y Presidenciales del primer semestre de 2002.
Unas Legislativas en las que la mayoría plural de izquierdas,
liderada por los socialistas, aspira a repetir o ampliar el
inesperado triunfo conseguido en los comicios anticipados que, en
un sonado error de cálculo, convocó Chirac en 1997. Y unas
Presidenciales en las que el primer ministro Jospin, con una
popularidad muy alta tras tres años y medio en el cargo, espera
desalojar a Chirac del Elíseo, revirtiendo su derrota de 1995.
Aunque la izquierda salió bien parada en las elecciones
celebradas desde 1997, Jospin es prudente ante las Municipales,
llamando a «todos y cada uno a movilizarse», ya que «nada estará
hecho hasta la noche de la segunda vuelta» el 18 de marzo, una
semana después de la primera del 11 de marzo. Sin embargo, los
sondeos auguran la victoria del socialista Bertrand Delanoe en
París, donde la derecha reina desde hace un siglo.
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