El Gobierno de Rusia admitió ayer por primera vez que la principal
versión que se investiga como causa de la catástrofe del submarino
nuclear «Kursk» en agosto pasado es un fallo o explosión de uno de
sus torpedos. «Para nosotros está absolutamente claro que el
torpedo tuvo su papel en la catástrofe desde el principio mismo»,
declaró Iliá Klebánov, viceprimer ministro y jefe de la comisión
estatal que investiga las causas del siniestro en el que murieron
118 marinos.
La declaración de Klebánov supone un giro radical en la postura
oficial, pues hasta ahora el Gobierno sostenía que la principal
versión de la tragedia tenía que ver con una eventual colisión de
«Kursk» con un submarino extranjero, estadounidense o británico.
«El torpedo fue la causa de la catástrofe, directa o
indirectamente», afirmó Klebánov, quien añadió que su comisión
prepara un informe preliminar al presidente Vladímir Putin con los
resultados de su trabajo.
El viceprimer ministro explicó que en opinión de los expertos
«el torpedo o sufrió un impacto externo, lo que habría
desencadenado la catástrofe, o bien ocurrieron determinados
procesos dentro del torpedo». El «Kursk» se hundió el 12 de agosto
pasado en el mar de Barents cuando participaba en unas maniobras
navales durante las cuales debía ensayar un torpedo con un nuevo
tipo de combustible.
Según Klebánov, los expertos de la comisión realizan actualmente
dos programas de experimentos llamados a esclarecer las causas del
siniestro, el primero de ellos centrado exclusivamente en el
torpedo que se ensayaba. Dentro del segundo se estudian restos del
submarino recogidos por buzos en el fondo marítimo y también
muestras de metal del casco y de algunos equipos, entre ellos la
cámara de torpedos, que según los expertos también pudo ser causa
de la tragedia.
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