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El polémico proyecto de ley de autonomía limitada para Córcega fue adoptado ayer por el Gobierno para su tramitación por el Parlamento, en medio del persistente desacuerdo entre el jefe del Estado, el neogaullista Jacques Chirac, y el primer ministro, el socialista Lionel Jospin.

Chirac, quien la semana pasada había obligado al Gobierno de izquierdas a posponer la presentación del texto, advirtió sobre su «fuerte riesgo de inconstitucionalidad» y de «profunda puesta en entredicho del pacto republicano». Jospin refutó las críticas del jefe de Estado y recalcó que «no es del interés de nadie comprometer» una política que «empieza a dar resultados: el retroceso de la violencia y una esperanza de solución» tras un cuarto de siglo de conflicto.

Preguntado por las advertencias de Chirac, el ministro del Interior, el socialista Daniel Vaillant, replicó que el Parlamento debe trabajar «con toda libertad y sin advertencias». En rueda de prensa, el titular del Interior afirmó que no habría presentado el texto en Consejo de Ministros si no estuviera «seguro» de que es conforme a la constitución. Pero el Consejo de Estado, organismo consultivo que se pronuncia sobre proyectos de ley, pidió la retirada total o parcial de siete de los 55 artículos de la propuesta.

El Consejo se alzó, en particular, contra los relativos a la concesión a la isla de un poder de «adaptación» de reglamentos y leyes, bajo el control del Parlamento nacional, la enseñanza del corso y una serie de exenciones fiscales. Si bien el Gobierno ha tenido en cuenta «parte» de las objeciones del organismo, no ha modificado estos tres puntos, indicó Vaillant.