El primer ministro saliente israelí, Ehud Barak, hizo el anuncio de
su retirada de la vida política el martes por la noche, al tiempo
que informaba al primer ministro electo de Israel y líder del
Likud, Ariel Sharon, de que no aceptaba la cartera de Defensa que
éste le había ofrecido, y que en cuanto se forme el nuevo Gobierno
dimitirá como diputado del Parlamento (Knéset).
El camino para un gobierno de unidad con el Likud se ha allanado
tras el anuncio de Barak porque los principales dirigentes
laboristas se oponían a que éste fuera ministro de Defensa y
continuara siendo su líder, y ayer decidieron impedirlo en la
reunión, la próxima semana, del Comité Central de ese partido.
Mientras, los ministros israelíes de Justicia, Yosi Beilin, y de
Asuntos Exteriores, Shlomo Ben Amí, amenazaron ayer con abandonar
las filas laboristas si el partido se suma a un Gobierno de unidad
nacional bajo el mando del primer ministro electo, el derechista
Ariel Sharon.
«La lucha debe continuar y creo que es una vergüenza que el
Partido Laborista se sume a un Gobierno dirigido por Ariel Sharon»,
afirmó Beilin en declaraciones a la televisión israelí. Ben Amí y
Beilin participaron ayer en una reunión de ministros laboristas
para decidir, entre otras cosas, quien será el nuevo líder del
Partido Laborista tras la renuncia de Ehud Barak.
Por su parte, el veterano político laborista, Simón Peres, puede
convertirse en ministro de Defensa en el Gobierno de Sharon tras la
retirada de Barak, en una clara prueba de que el «halcón»
derechista busca dar una imagen de moderación.
La dimisión de Barak de todos sus cargos públicos, después de
que el fin de semana aceptara ser ministro de Defensa en el
Gobierno de Sharon, ha dejado el camino libre para que Peres se
convierta en la figura predominante del Partido Laborista en un
eventual Gobierno de unidad nacional, sin siquiera ser líder de esa
formación.
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