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La izquierda tiene todos los ases en la mano para arrebatar a la derecha, por primera vez en más de un siglo, el bastión de la capital francesa, tras el acuerdo de fusión de listas alcanzado con los Verdes. Pocas veces en unas elecciones la palabra «capital» se ajusta tanto para definir el papel simbólico de París de cara a la segunda vuelta de las municipales del próximo domingo.

Volatilizada la cacareada «ola rosa» -en alusión al emblema socialista-, con la derecha aguantando mejor de lo que se preveía en las grandes ciudades y con la sonada bofetada a destacados ministros del Gobierno del socialista Lionel Jospin, la conquista de París se perfila como el objetivo «número uno» para la izquierda.

Tampoco la derecha, aunque dividida, está dispuesta a tirar la toalla. En el próximo asalto, se juega no sólo su emblemático feudo sino el «honor» del presidente francés, el neogaullista Jacques Chirac, quien comandó los destinos de París durante 18 años, encarnó toda una época y saltó desde ese trampolín hasta el Elíseo en 1995.

Nadie se ha llevado el gato al agua aún en la capital de Francia, advierten los analistas, a pesar de que la lista de la izquierda, encabezada por el senador socialista Bertrand Delanoe (32'31%), ha sacado algo más que la cabeza a sus rivales, y además ha alcanzado ya un pacto de fusión con los Verdes de Yves Contassot (12'35%).