Tres palestinos y tres israelíes, entre estos el jefe de seguridad
de los asentamientos judíos de Cisjordania septentrional,
resultaron muertos ayer martes, y al menos quince personas
resultaron heridas, en una nueva jornada de violencia en la zona.
Dos palestinos, un suicida islámico y un miliciano, murieron en las
inmediaciones de un puesto de control militar israelí cerca del
asentamiento judío de Nevé Dekalim, en el sur de la franja de Gaza.
El suicida se inmoló al activar los explosivos que llevaba atados
en el torso, y el otro militante resultó muerto en una operación de
comando al arrojar una granada contra los soldados de esa posición
fortificada. Dos de los guardianes resultaron heridos, uno de
gravedad, según se informó.
Los incidentes en Neve Dekalim siguieron a dos ataques
palestinos en los que murió un conocido dirigente de los
asentamientos judíos de Samaría en Cisjordania, Gideon Zar, de 41
años, y dos mujeres israelíes cuando iban en un coche por la ruta
de Hebrón a Jerusalén. En este último atentado, perpetrado por
militantes palestinos que dispararon desde otro vehículo,
resultaron heridos otros tres israelíes. Otro palestino perdió la
vida en un confuso incidente en la zona cisjordana de Jericó, cerca
del Casino Oasis, a manos de soldados de una unidad militar israelí
de élite, los «mistarabim».
Por su lado, los «Halcones de Al Fatah» secuestraron y
mantuvieron cautivos ayer a dos periodistas, uno estadounidense y
otro británico, para «advertir» a sus respectivos gobiernos por su
apoyo a Israel durante los meses de «intifada». Los informadores
fueron liberados por la intervención de personal de seguridad de la
Autoridad Nacional Palestina (ANP), que informó de que esos
militantes serán castigados por el secuestro.
Mientras, responsables de los organismos de seguridad de Israel
y de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se reúnen ayer para un
posible restablecimiento de la cooperación y poner fin a la ola de
violencia. En medios del Gobierno del primer ministro derechista
Ariel Sharon no existían demasiadas esperanzas sobre el resultado
de esa conferencia, que esta anoche se dedicó a la situación en
Cisjordania, y hoy a la de Gaza. El líder palestino, Yaser Arafat,
condicionó el alto el fuego palestino a que Sharon ponga en
práctica «en bloque» las recomendaciones de la Comisión Mitchell,
que investigó las causas del alzamiento palestino en Cisjordania y
Gaza, que ya cumple su noveno mes. Y es que el ministro israelí de
Vivienda, Natan Sharansky, confirmó ayer que su oficina ha dado luz
verde a dos proyectos del anterior Gobierno del laborista Ehud
Barak para la construcción de más de 700 viviendas en dos colonias
en Cisjordania, contraviniendo el informe Mitchell.
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