Los argentinos fueron convocados ayer a no comprar productos y
servicios de empresas españolas con actividades en el país como
forma de protestar por la crisis que atraviesa la compañía
Aerolíneas Argentinas. La jornada de protesta y boicot contra las
compañías de capitales españoles fue organizada ayer, fecha en que
Argentina celebra el «Día de la Bandera», por el Movimiento de los
Trabajadores Argentinos (MTA), el sindicato más radicalizado,
liderado por Hugo Moyano.
La actividad principal de la jornada consistió en una campaña de
difusión de la medida montada en la calle peatonal Florida, del
centro de la capital argentina. El llamamiento a los argentinos
para boicotear las compañías de capitales españoles es en protesta
por la crisis que vive Aerolíneas Argentinas, la empresa aérea de
bandera argentina controlada por la Sociedad Estatal de
Participaciones Industriales (SEPI), de España. Según justificó el
MTA, «España se lleva mucho dinero, fruto del trabajo de los
argentinos, como para no hacer la inversión necesaria para que
Aerolíneas vuelva a estar como debe».
El sindicalista aseguró que las compañías de capitales
españoles, principalmente la petrolera Repsol YPF y la empresa de
telecomunicaciones Telefónica, «están muy nerviosas y con temor
porque el impacto espontáneo que ya está teniendo el boicot». Esa
apreciación, sin embargo, contrasta con versiones de las empresas
aludidas, que sostienen que no han advertido señales que indiquen
que ha tenido frutos el boicot que promueve el sindicato liderado
por Moyano.
Por su parte, el ministro de Exteriores español, Josep Piqué,
pidió ayer un esfuerzo de pedagogía «por parte de todos» para
separar claramente ante la opinión pública argentina un problema
estrictamente empresarial del mantenimiento de una relación «que
sin ninguna duda queremos que siga siendo preferente».
El titular de Exteriores reconoció la generación de «cierto
clima de antiespañolismo» asociado al problema de Aerolíneas en
ciertos gremios y medios de comunicación argentinos y afirmó que se
trata de evitar que llegue a afectar al conjunto de la opinión
pública Argentina y a la relación entre dos países «que tienen
entre si una relación preferente». Mientras, el Gobierno argentino
y sectores de la Iglesia Católica coincidieron ayer en que pueden
existir «grupos radicalizados» o «infiltrados» en las protestas y
enfrentamientos ocurridos en la norteña provincia de Salta y que
ayer continuaron.
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