El primer ministro croata, Ivica Racan

TW
0
EFE-ZAGREB «Ante la situación planteada de cara a decisiones históricas que no quiero que dañen los intereses nacionales, exigiré un voto de confianza en el Parlamento», manifestó el primer ministro socialdemócrata, Ivica Racan, que lidera una coalición de cinco partidos. Racan acató la exigencia de la fiscal del Tribunal Penal Internacional para Yugoslavia (TPIY), Clara del Ponte, de extraditar a «unas personas» cuya identidad no se ha hecho pública, acusados de crímenes cometidos contra los serbios.

Croacia, que se independizó de la antigua Yugoslavia comunista en 1991 tras una guerra contra la minoría serbia y el ejército federal, se ve ahora en el mismo problema que sus enemigos de antaño, los serbios. La extradición a La Haya del ex presidente Slobodan Milosevic ha sumido también a Yugoslavia, formada por Serbia y Montenegro, en una crisis de Gobierno tras la dimisión del primer ministro, el montenegrino Zoran Zizic, opuesto a la entrega de Slobodan Milosevic.

En Croacia dimitieron el sábado el viceprimer ministro, Goran Granic, el de Defensa, Jozo Rados, el de Economía, Goranko Fizulic y el de Ciencia, Hrvoja Kraljevic, del Partido Social Liberal (HSLS), aliado al socialdemócrata de Racan. El HSLS considera que no se puede igualar a «víctimas (croatas) y verdugos (serbios)» ni condenar a los que se supone son dos generales de la guerra de secesión por supuestos crímenes contra los que se califica de verdugos del centralismo yugoslavo (serbio).

Zlatko Kramaric, presidente del Partido Liberal Croata admitió tras la crisis del sábado que tras la extradición del serbio Milosevic el espacio de maniobra de Croacia se ha reducido mucho. Los serbios están a la espera de que sean detenidos varios jefes de las guerrillas separatistas albanesas de Kosovo por supuestos crímenes contra ellos, como ya admite el TPIY. Toda la prensa croata es unánime en que los dos acusados croatas que serán probablemente extraditados son los generales Ante Gotovina y Rahim Ademi.