La marcha orangista de Portadown, la más polémica del calendario de
desfiles protestantes, concluyó ayer sin incidentes tras la entrega
de un mensaje de protesta por la prohibición de atravesar un barrio
católico. Cerca de 2.000 miembros de la Orden de Orange, una
organización político-religiosa, participaron ayer en la marcha
anual desde Portadown a la ermita de Drumcree. La Comisión de
Desfiles norirlandesa les había prohibido, por cuarto año
consecutivo, regresar a Portadown a través del barrio católico de
Garvaghy Road, ante los graves incidentes de violencia que han
rodeado este desfile desde 1995.
Tras participar en un servicio religioso en Drumcree en
conmemoración de la batalla del Somme, los participantes en la
marcha y sus simpatizantes se concentraron a primeras horas de la
tarde ante la barricada de contenedores llenos de cemento levantada
por el Ejército para impedirles el paso hacia Garvaghy Road.
El secretario de la logia de Portadown, Nigel Dawson, flanqueado
por el maestre del distrito, Harold Gracey, habló con un oficial de
la Policía norirlandesa para transmitirle su condena por la
prohibición, que se produce por cuarto año consecutivo. Pese a los
silbidos de desprecio de los simpatizantes, los orangistas
reiteraron sus llamamientos a la calma y el maestre de distrito de
la Orden, Harold Gracey, insistió en que «por favor, mantened este
acto pacífico. Os suplico que la protesta sea pacífica».
Las fuerzas de seguridad habían organizado un fuerte despliegue
para prevenir la repetición de incidentes de violencia similares a
los de años anteriores, cuando los disturbios se extendieron a
Belfast y otras ciudades de la provincia. Un contingente de 1.600
soldados había sido movilizado a la provincia desde Gran bretaña
para tratar de impedir incidentes.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.