La posibilidad de crear un nuevo impuesto para financiar el
presupuesto de la Unión Europea (UE) fue acogida ayer con tibieza,
e incluso con claro rechazo en algunos casos, por parte de los
titulares de Finanzas de los Quince. El Consejo de Ministros de
Economía y Finanzas debatió ayer por primera vez esta idea lanzada
por la Comisión Europea, que cuenta con el apoyo de la presidencia
belga de turno de la Unión.
Pero el proyecto, cuyo objetivo es simplificar el sistema de
financiación del presupuesto, no suscitó el entusiasmo de los
ministros, que en algún caso establecieron paralelismos históricos
con propuestas que provocaron en el pasado incluso enfrentamientos
armados. Los titulares de Holanda y del Reino Unido aludieron, con
ironía, a las guerras de Flandes bajo la dominación española y a la
revolución de las antiguas colonias británicas que propició la
independencia de Estados Unidos, para ilustrar su oposición al
nuevo impuesto.
El ministro francés de Finanzas, Laurent Fabius, dijo no
oponerse «en principio», a debatir ese nuevo recurso comunitario
pero aseguró que bajo las ventanas de su ministerio en París no se
han visto pasar manifestaciones de ciudadanos a favor de tal
medida. El vicepresidente económico español, Rodrigo Rato,
manifestó que no considera «conveniente» ese nuevo
impuesto.
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